El Gobierno de Sánchez llama fascista a todo el mundo, pero no sabe definir al régimen asesino y comunista de Cuba.
Por Jesús Salamanca Alonso / Para la dictadura comunista, el terrorismo es luchar por la libertad, la paz y la concordia. Ejemplar reacción propia de asesinos inconfesos. Tan pronto como el régimen comunista escuchó a Candel que había que salir armados a la calle, faltó tiempo a su parasitaria guardia para pasar a la acción y sacar los perros de presa. Los comités de Defensa de la Revolución Cubana (CDRC) hacen guardia, amenazantes e instigadores en la calle, con el objetivo de arrestar a quienes trabajen o participen en algún medio de comunicación. Ya hay decenas de blogueros cubanos encerrados por el delito de narrar lo que acontece.
A pesar de lo que conocemos y nos transmiten algunos medios ocultos en Cuba, nuestro indigno semipresidente se micciona por la pernera cuando lo fácil es decir que Cuba es un régimen comunista. Y ese ejemplo parecen seguirlo desde los miembros del Gobierno más radicales y afines al comunismo hasta la bisoña y patética ministra portavoz.
Tenemos el ejemplo de un Gobierno con un semipresidente acogotado, incapaz de decir que el comunismo cubano es un régimen dictatorial y protector de asesinos. El propio ministro de exteriores se ha despachado con unas declaraciones vacías, blanditas y torpes, por las que ya lo han calificado como “Calimero”. Ha hecho un ridículo espantoso y calamitoso.
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