Es el mismo, el auténtico Portillo
Que buscando expansiones de su altura
Asentóse en espléndida llanura
A la sombra magistral de su castillo.
Refulge aún más de la leyenda al brillo
Por la fe de sus hijos, que aseguran
Siembra de porvenir y de cultura
En el fruto espigado y amarillo.
Hasta la tierra estéril en su mano
Es secreto de un arte soberano
Que armoniza lo útil con lo bello…
PORTILLO o ARRABAL, villa o aldea,
Su genio sin espacio crece y crea
Impulsado de místico destello.
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