El milagro de las ranas

Acto reparatorio: origen de la  Cofradía Sacramental y de las Ánimas.

Actual ermita del Ecce Homo, lugar donde se encuentra la inscripción en tabla del milagro de las ranas.

La Cofradía Sacramental y de las Ánimas de Arrabal de Portillo tiene como misiones principales la de honrar y solemnizar al Santísimo Sacramento, y dar culto a las benditas ánimas del Purgatorio.

Tuvo su origen en un acto reparatorio. Consta en una inscripción grabada en madera, colocada al pie del llamado Cristo de las Injurias (actualmente en la ermita del Ecce Homo) que dice lo siguiente:

«En el rigor del invierno, una noche que había nevado, un hombre entró en la iglesia de Arrabal de Portillo, abrió la Custodia y hurtó el Copón con las Formas y, a distancia de un tiro de bala, echó las Formas en el arroyo que pasa por dicho Arrabal y, procurando huir, no pudo pasar de junto a un peral que había inmediato, y pasando un arriero con su recua oyó cantar las ranas con mucho ruido y causando admiración por el tiempo contrario. Se arrimó y vio en el agua las Formas y alrededor un cerco de ranas que no dejaban de cantar. Dio parte a la Justicia y cura de dicho Arrabal. Se prendió al ladrón y, con todo reverencia, se recogieron dichas Formas y volvieron a la iglesia. En dicho sitio se edificó una ermita con el nombre de Corpus Christi y en ella se venera la imagen del Bendito Cristo de las Injurias. Se renovó año MD….»

Procesión de la entrega.

La Cofradía tuvo su comienzo en un acto de desagravio al Señor, como ya quedó dicho, por un robo sacrílego, cuya historia es el motivo de la inscripción en un retablo de madera que narra el milagroso hecho. Tal milagro dio origen a la Cofradía Sacramental y de Ánimas y a la ermita del Corpus Christi, donde se venera el Cristo de las Injurias, hasta que por las averías que ésta sufrió por los efectos de la humedad (recuérdese que estaba junto al arroyo del «Corpus«), se trasladó a la ermita del Ecce Homo, en donde se venera actualmente.

No existe documento de la fecha en que ocurrió este hecho milagroso, ni cuando se creó la Cofradía — que se supone fundada para reparar y a raíz de aquel acto vandálico– pero parece que fue constituida en el año 1520, pues en la iglesia parroquial de Arrabal de Portillo hay un cuadro manuscrito que recuerda la celebración solemne que se hizo el 12 y 13 de junio de 1920 para conmemorar el cuarto centenario de la erección canónica de esta Cofradía Sacramental y de las Ánimas.

«Algo de la Historia de la Cofradía puede deducirse de sus libros empastados en pergamino y en los que puede apreciarse que las normas que regían en 1799 son las que rigen en la actualidad. A través de dichos libros también se pueden advertir las fluctuaciones económicas por las que ha pasado la Cofradía, que ha estado algunas veces boyante y otras en gran penuria», se lee en el comentario de Luis Franscisco Suárez Pineda.

Cuadro del Santísimo, portado por dos cofrades, durante la procesión del Día de la Entrega.

Cuenta la tradición que, además del mayordomo, en el cabildo, que se celebraba en casa de éste el 25 de abril, día de San Marcos, se elegían otros dignatarios, llamados «oficiales«. Uno de ellos asume la función de secretario y tiene entre sus funciones la de guardar en su casa las escrituras y los libros de la Cofradía. Hace años, también se designaba un ‘casero’; este cofrade era el encargado de cuidar de la ermita del Corpus Christi y de todos los enseres de la Cofradía. Al parecer, en esta misma reunión, y según leemos en el ensayo de doña Carmen Muñoz Renedo, se inscribían los danzantes.

Grupo de dulzaineros amenizando la procesión.

Una de las fiestas que celebra la Cofradía es el domingo de ánimas; es decir, el domingo siguiente al jueves del Corpus, ya que el jueves se hacía la celebración en Portillo. El domingo siguiente al de ánimas se cambia de mayordomo: en este día se saca el cuadro en procesión solemne.

El segundo domingo de noviembre tiene derecho la Cofradía a tocar las campañas hasta la media noche por los hermanos difuntos. Antiguamente se tocaba toda la noche. Ese derecho se extendía entre quienes tocaban las campanas a robar las palomas al cura, con las que hacían una merienda el martes siguiente. Quiero dejar constancia que, sin ser de la Cofradía del Señor (así se la conoce en Arrabal de Portillo), cuando fui monaguillo, tal derecho nos lo adjudicábamos los acólitos de vez en cuando: eso sí, procurábamos coger los pichones que eran más tiernos y no las palomas del palomar de la torre de la iglesia de San Juan Evangelista; en ese derecho también participaba el sacristán.

Cuadro del Santísimo, siendo mayordomos José Vaca y Rosario Salamanca.

El lunes de esa misma semana había una misa en memoria de los cofrades  y familiares fallecidos. También solía intervenir la Cofradía en las procesiones del jueves y viernes santo. El lunes de pascua se denomina en el pueblo como «lunes de empanadas», pues tal día se celebraba una misa en la ermita del Corpus Christi en memoria de los cofrades difuntos y, posteriormente, se acudía a una merienda campestre.

Cuanto aquí hemos contado no es, ni más ni menos, que el reflejo de la España religiosa de hace muchos años en el ámbito rural. Hay que constatar que muchas de las tradiciones perduran aún, si bien han variado las formas de celebración y las circunstancias en general.

FUENTE: Tomado de un trabajo de Dña. Carmen Muñoz Renedo, publicado por la revista de Dialectología y Tradiciones Populares del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Tomo XXIII, 1967, cuadernos 3º y 4º.

ELABORADO POR: Jesús Salamanca Alonso, licenciado en Historia por la UNED – Investigador nacional nº 34/1982.