12 concejalías y un portavoz para gobernar León

Emilio Gutiérrez. El "Guti" de la Consejería de Educación.

Siempre lo dijimos y ahora comprobamos que hemos acertado. Emilio Gutiérrez utilizó la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León para medrar y trepar. Aspiraba a la alcaldía de León y a la Diputación Provincial. Pues ahí lo tiene. Ahora le toca bailar con la UPL y el PSOE-L que no son más que dos partidos de derecha sobrevenida, a quienes les gusta presumir de poder y de socialismo; algo así como un atentado a la libertad y a la dignidad, pero en leonés moderno.

Parece que Emilio pretende levantar alfombras y dar una imagen moderna: ha renunciado a escoltas (no los necesita, porque apenas le conocen en su casa) y a la llave del ascensor para acudir a su despacho. ¿Conocen mayor estupidez! Éste es capaz de subir por la escalera y darnos a entender que con eso ahorra dinero a León.

Tengo que ver todo lo que dice y lo que hace o deja de hacer, porque como director general ha demostrado ser un parásito en toda regla. Prometió cesar a uno de sus jefes de servicio por dejadez y ahí sigue, pero Herrera Campo hizo lo mismo. El profesorado se ha hartado a enviar propuestas de mejora a la Dirección General que ha ostentado Emilio y…. ni respuesta ni caso. Si acaso, desprecio, silencio, dejadez, insultos al funcionariado  y largas cambiadas. Vamos a ver qué hace el nuevo director general, porque si sigue los pasos de Emilio Gutiérrez habrá que correrle a gorrazos o a sartenazos. Ya no queda otra alternativa, salvo que consintamos que la EPA y otras ofertas formativas del sistema eduacativo se degraden.

Desde aquí le pido a mi amigo Herrera –destinatario de todas mis lanzadas, con buena intención, durante la legislatura pasada, y a quien no daré los cien días de gracia– que cese a los parásitos que le adulan y le traicionan, a la vez, como él nos ha traicionado a quienes en ocasiones pide parecer. Precisamente esos mismos que hieren la dignidad del ciudadano y ‘abofetean’ al funcionario cuando propone, protesta o se queja por escrito y con dureza pero con elegancia.