El éxito del Hospital Isabel Zendal se ha vuelto indigerible para la ineficaz izquierda parasitaria.


La izquierda reversible no admite que la Comunidad de Madrid se vuelque en lo público. No soportan el éxito de Díaz Ayuso.

Imagen combinada de Isabel Díaz Ayuso y Miguel Ángel Rodríguez. — Jesús Hellín / Europa Press

Por Jesús Salamanca Alonso / Cataluña derrocha como pocas comunidades. Hay otras formas de derroche como la efectuada en Andalucía por María Jesús Montero: según ha manifestado el Tribunal de Cuentas, la ahora ministra de Hacienda prescindió de algo más de 8.000 sanitarios en el tiempo que fue consejera de Salud. Cuando copiar de Madrid parece lo más práctico, lógico y sensato, la izquierda no admite que la comunidad de Madrid se vuelque en lo público; hubieran preferido las formaciones de la siniestra que el hospital fuera privado para así disponer de munición contra Isabel Ayuso. El éxito del Hospital Isabel Zendal se ha vuelto indigerible para la ineficaz izquierda parasitaria.

A día de hoy, la presidenta ha aleccionado a Salvador Illa, llegando a quedar como el ‘hombre de paja’ del Gobierno; el presidente no soporta que una mujer le dé sopas con onda, y también ha claudicado ante la planificación de Ayuso con todo su odio y dolor; hasta Grande-Marlaska anda escondido porque le han encontrado las cosquillas de su pasado y de su presente. Otro que también está muy callado últimamente es el ‘vicepandemias’ segundo, pero ya se sabe: sigue pendiente de Francisco Franco; sin el caudillo, él no es nadie porque carece de discurso inteligente. Lo suyo son las arengas vacías.

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