Golpista no es un insulto, ni fascista tampoco, simplemente son definiciones mal utilizadas

«Tenemos un idioma lo suficientemente descriptivo como para que a partir de ahora no puedan usarse  las palabras adecuadas a cada caso».

Bancada del grupo golpista catalán en el Congreso de los Diputados.

Por Xavier Carrió / Ante los incidentes de esta mañana en el Congreso de los Diputados la presidenta Ana Pastor ha ordenado la retirada del diario de sesiones de las palabras «golpista» y  «fascista», que desde el martes se están cruzando diputados del PP y Ciudadanos con los de ERC. Se han cruzados entre los diputados verdaderos insultos que entre las diversas formaciones La presidenta ha tomado la decisión que en el diario de sesiones se supriman palabras como golpista o fascista, que sino solo descripciones que han usado indebidamente para intentar insultarse entre ellos. 

La presidenta se ha equivocado. Esta decisión representa instaurar en un futuro la censura el Congreso. Tenemos un idioma lo suficientemente descriptivo como para que a partir de ahora no puedan usarse  las palabras adecuadas a cada caso.

 

Vamos al diccionario: 

La palabra golpista no es un insulto sino la descripción de aquel individuo que participa en un golpe de estado. En este caso sería correcta la palabra para definir a aquellos que intentaron dar un golpe de Espado en Cataluña, incluyendo a quienes les apoyaron.   

Fascista también es una descripción y seria un partidario del movimiento fundado por Mussolini basada en la dictadura del partido único, la exaltación nacionalista, con un fuerte componente racial, que promulgaba la superioridad de la raza aria y buscaba el exterminio de otras colectividades, como los judíos, los gitanos y los negros. Actualmente salvo en Italia no puede decirse que hayan partidos fascistas pero si hay otros que pueden aproximarse que desde hace un tiempo se dedican a amenazar, menospreciar a quien no actúe, no piense o no hable su idioma…

En Cataluña existen varios partidos que han tomado la palabra fascista para intentar insultar a quien no sea, piense o actúe como ellos pretenden, una descripción que sería muy adecuada para autodefinirse. como es el caso de Rufián o Tardá.