El lenguaje inclusive es una invasión cutre y cateta en el habla seria y de rigor, fomentado por analfabetos teledirigidos e insensibles al perfeccionamiento dialéctico.

Siempre defenderemos la libertad de que cada persona tenga en su boca lo que prefiera: una gran pena, un gran peno o un gran pene. Reflexión obtenida en la red. Autor desconocido.
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