
Los destrozos que el Gobierno sociocomunista está llevando a cabo en España son el resultado de una negligente gestión económica, una destructiva política exterior y un engaño permanente a la ciudadanía.
Por Ignacio Fernández Candela / EL CORREO DE ESPAÑA / A las seis de la mañana llegamos a la planta donde mi amigo guarda su flamante y descomunal camión MAN, listo para la marcha del lunes 21 de marzo. Anteayer se colapsó la capital con la manifestación del mundo rural. España está sobre brasas y con el tiempo puede que surjan llamaradas porque la situación es insostenible para millones de trabajadores. Allí me presenta a sus compañeros ávidos de comunicar el malestar que rumian con el incesante atraco impositivo. Uno de ellos me comenta sobre tres factores primordiales para sustentar la actividad mes a mes: amortización, gastos, remuneración. Si falla uno, la inestabilidad acumulada puede convertir en inviable la continuidad del proyecto.
Un camión nuevo cuesta 130.000 euros, una letra de 2.000 euros al mes; quien posee alguno con ciertos años se expone a las averías por desgaste. Uno de ellos acaba de pagar 9.000 euros quebrando los factores elementales de la actividad. Con el insufrible encarecimiento del carburante a muchos les sale más a cuenta la huelga indefinida donde se juegan la supervivencia. La situación in extremis no la ha provocado ninguna guerra, siquiera la plandemia. La razón de la ruina es el desgobierno social comunista, afanado en robar los viáticos de un sector prolongadamente torturado hasta el fin de las resistencias. Sigue leyendo
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