No quiere el inmaduro, Pablo Casado, ser visto como muleta de Pedro Sánchez. El orgullo, como el comunismo, matan la virtud y alientan el odio.

La Yoli de CC.OO. y ministra comunista junto a Pablo Casado, presidente nacional del Partido Popular.
Por Jesús Salamanca Alonso / Dicen que no hay peor sordo que el que no quiere oír, pero sí hay uno peor: el que por un oído le entra y por otro le sale. Pablo Casado es un mal sordo. Lo ha ignorado todo: a FAES, a los barones del PP y a la patronal. Es tal el complejo adquirido tras el tentetieso con Díaz Ayuso que ya ve enemigos por todas partes, lo que le hace ser un peligro hasta para el propio Partido Popular.
Casado se ha convertido es un renegado: no ha escuchado a Feijóo ni a Ayuso ni a Moreno. El presidente del PP de Castilla y León, fiel a su servilismo calamitoso, ni siquiera ha sido capaz de abrir la boca al respecto. León y Castilla tienen un serio problema si Alfonso Fernández Mañueco vuelve a tocar poder. Sigue leyendo
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