«Madrid es un ejemplo para Europa y para todo el mundo. Ya me gustaría que Barcelona estuviera a este nivel», ha añadido el central del Barcelona

Gerardo Piqué, jugador del F.C. Barcelona y empresario.
Gerard Piqué declara su admiración por Madrid: «Siento envidia sana de Madrid y de todo lo que está haciendo». Durante un acto de presentación de la Copa Davis, torneo de tenis del cual es organizador, el central del Fútbol Club Barcelona ha dedicado algunos elogios a la capital de España.
«Yo, que soy de Barcelona, amo mi ciudad más que nada y siento envidia sana de Madrid y de todo lo que está haciendo, creo que es un ejemplo para todo el mundo, ya me gustaría que Barcelona estuviese a ese nivel, que estos últimos años nos está costando más», ha insistido. Piqué ha declarado también que no tendría problema alguno en hacer «algún evento» en el estadio Santiago Bernabéu si hubiera una ocasión.
Cataluña la impresión es que, superada hace ya tiempo la fase álgida del proces, no hay más proyecto que el de ir ganando tiempo sin saber exactamente a qué se quiere jugar ni adónde se quiere ir. Esto, por lo que se refiere al ámbito autonómico. En lo que atañe al terreno municipal, Barcelona está en plena fase de quiebra de la confianza ciudadana respecto al proyecto de Ada Colau y la ciudad anda instalada en una especie de compás de espera, entre un proyecto que ya no da más de sí y la desesperanza de no adivinar una alternativa que sea capaz de galvanizar energía en favor de un nuevo sueño colectivo para la capital catalana.
Si la política es narrativa, que lo es en buena medida, los guionistas de Madrid van ganando por goleada. Monopolizan cada vez más la conversación y consiguen que los demás sientan la necesidad de posicionarse a favor o en contra del menú político que allí se oferta.
Estaría bien alcanzar a responder por qué hoy en Cataluña cada vez son más los que consideran que Madrid es una capital abrazada a la ‘joie de vivre’ y Barcelona un lugar cada vez más apagado y entristecido. Ojo, no decimos que esto sea así. Pero sí decimos que al menos esta percepción va ganando adeptos a diario.
Si le preguntan a Rufián, les responderá que la fiesta de Madrid la pagamos los demás y que eso es lo que lo explica todo. Si le preguntan a Piqué, quizá la respuesta sería que a quienes mandan en Barcelona y Cataluña no les gustan demasiado las fiestas. O peor aún, que no saben muy bien todavía qué tipo de fiesta aspiran a organizar. Y quien dice fiesta, dice proyecto político.
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