
Viñeta de LINDA GALMOR.
Por José María Nieto Vigil / EL CORREO DE ESPAÑA / Soy español, lo cual considero un honor y una distinción, mucho mayor que cualquier otra que tenga en mi haber personal. No es una exageración, es un sentimiento profundo y sincero y, sin ninguna reserva, una inquebrantable convicción. Es por esta poderosa razón por la que siento vergüenza, indignación, cabreo y nauseas cuando, cada día, tengo que soportar al infame presidente del Gobierno del, todavía, Reino de España.
Su intervención en la Asamblea de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) es toda una declaración cínica, hipócrita, farisaica y, con el descaro que siempre le acompaña, profundamente demagógica. En nuestro idioma castellano, hermoso y rico como pocos, hay un calificativo que, aunque suene dulce o discotequero, describe al narcisista Pedro Sánchez Pérez-Castejón, de cuarenta y nueve primaveras madrileñas, es un tartufo.
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