Los energúmenos catalanistas de la piedra en mano, bandera al cuello y mobiliario como arma arrojadiza no son más que satélites del golpismo y del propio Gobierno catalán.

La ignorancia independentistas, pidiendo la libertad que siempre han tenido, en un acto apoyado por el golpismo separatista y el Gobierno independentistas.
Por Jesús Salamanca Alonso / ¡Qué manera de hacer el ridículo por las calles de Barcelona! El terrorismo callejero protagonizado por el independentismo empieza a ser una diversión para cuatro paranoicos que –en vez de apuntar con el dedo a Carlos Puigdemont y a José Luis Alay o de cogerlos por la pechera– aún creen en la violencia para alcanzar la inconstitucional independencia. No parecen haber entendido los independentistas que la Diada empieza a ser división, mofa y motivo para el desencuentro. “¡La República no existe, idiota!”, dejó bien claro el Mosso en su momento. Le faltó añadir eso de “¡Ni existirá!”.
El catalanismo constitucional debe plantar cara a los vendepatrias del cuento, plantarse en Waterloo y pedir explicaciones a José Luis Alay y a desequilibrado su señorito. Es preciso que conozcan el episodio completo de la traición y preventa de Cataluña para el juego parcial de las políticas de Putin. Ese viaje a Moscú para tantear y obtener el apoyo del KGB para la formación del «Tsunami Democràtic» no debe quedar impune. Con la Diada volvió a salir el Tsunami a la calle, pero también es verdad que el independentismo es menos independentismo y los golpistas –que también se dejaron ver en plenos insultos a España y a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado—empiezan a estar inseguros en Cataluña. El mundo ya no se domina por bemoles y a lo loco: hasta en Afganistán las mujeres más formadas y con perfiles occidentalizados plantan cara al asesino talibán y no están dispuestas a abandonar lo conquistado con esfuerzo, al contrario que el vulgar, acomodado y aterciopelado feminismo occidental. Sigue leyendo →
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