Pablo Iglesias y su nuevo aspecto tras semanas sin aparecer mediáticamente.
LOS RÁBANOS POR LAS HOJAS / Dos meses exactos después de dimitir y abandonar la vida política institucional, Pablo Iglesias ha reaparecido este lunes para impartir la conferencia inaugural del curso Asesoría política a gobiernos y administraciones en el marco de la Escuela de Verano de la Universidad Complutense de Madrid. El curso en el que ha participado Pablo Iglesias, según explica la Complutense, de «la complejidad de las decisiones políticas en entornos de crisis».
Lo ha hecho sin anunciarlo previamente y sin un auditorio lleno de gente dispuesta a aplaudirle, sino ante un pequeño grupo de doctorandos españoles y latinoamericanos, únicos oyentes de una disertación que ha versado sobre algo que Iglesias conoce de primera mano: cómo debe desenvolverse un candidato (de izquierdas) en el actual panorama de medios de comunicación.
Desde que se retiró de Podemos, Iglesias sólo había aparecido en dos fotografías publicadas por La Vanguardia, en las que se apreciaba su vida fuera de la política y su nuevo look sin coleta. La nueva imagen del líder podemita, sin su seña más característica, se convirtió rápidamente en viral. En esta ocasión, Iglesias -que ha participado por vía telemática- aparece ojeroso y con peor aspecto que entonces, cuando se le veía disfrutar de un momento de lectura al sol.
Iglesias ha abordado el tema de los medios de comunicación, un ámbito que atacó reiteradamente como político. «Es importante que cualquier director de comunicación de un candidato conozca bien quién es quién en los medios; no es tan sencillo, hace falta aprendizaje en el territorio», ha afirmado en la conferencia inaugural.
El podemita anunció que dejaba la política tras el descalabro de su partido en las elecciones del 4 de mayo en la Comunidad de Madrid. «Ser útil para Podemos es mi aspiración. Es evidente que a día de hoy no contribuyo a sumar», asumió entre sollozos. Iglesias, sin abandonar el tono victimista que le acompañó en su vida política, aseguró entonces sentirse un «chivo expiatorio». «Uno tiene que saber retirarse», señaló.
Análisis en clave liberal 
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