Pablo Casado no es el líder que necesita la derecha y debe dar un paso al lado.

Pablo Casado no es el líder que la derecha precisa. El exceso de cobardía y la falta de iniciativas frenan su ascenso frente al atractivo, eficacia y simpatías que despierta la nueva ‘joya de la Corona’, Isabel Natividad Díaz Ayuso.
LOS RÁBANOS POR LAS HOJAS / El martes van a reunirse Sánchez y Aragonés. Va ser para iniciar un proceso para ver como se conforman los intereses egoístas de los separatistas con los sueños de permanencia del autócrata en la Moncloa Estamos ante la evidencia que el Gobierno quiere jugar dentro del terreno del golpismo a base de un proceso de destrucción sistemática de las instituciones del país, porque Sánchez siempre lo quiso así. A estas alturas, eso ya no ofrece lugar a dudas.
Cada vez con mas claridad las encuestas muestran que los ciudadanos están dispuestos a enfrentarse a este proyecto que nos lleva a nueva confrontación entre españoles. El Centro- derecha ya tendría mayoría ante unas nuevas elecciones. Los motivos para una moción de censura contra Sánchez son evidentes: su sectarismo y su manera autocrática de gobernar la infausta añadidos a la gestión económica y sanitaria y que en muy corto plazo tendrá exclusivamente en sus manos la posibilidad de otorgar discrecionalmente los fondos de la CE. Va a ser como tener a un mono en un bazar armado con una escopeta.
La aceleración del proceso separatista dirigido desde Moncloa le brinda otra oportunidad a Pablo Casado forjar un pacto estratégico con Vox y Cs, cuya dirección correspondería lógicamente al PP, pero con un programa común. Lo de Cs es requisito técnico.
Si Casado tiene visión de lo que nos viene encima e hiciera caso a las encuestas que le dan mayoría, debería tomar ya la iniciativa para expulsar del gobierno cuanto antes a Sánchez y sus mariachis. Quedarse solo, con millones de personas al lado defendiendo la Ley, es un buen patrimonio que hay que saber administrar. Pero necesita que el resto de partidos de derecha lo apoyen, por lo que debería de dejarse de darles pellizquitos electorales e ir unidos a lo primordial.
Está claro que no sólo la derecha apoyaría el proyecto sino la resistencia a la destrucción del orden constitucional y de la propia Nación cuya asociación galvanizaría a esa parte de la sociedad no identificada con el PP o Vox pero que ve que Sánchez nos lleva al desastre.
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