Cada vez que el socialismo mete la cuchara en la educación, acaba dando la comida a los mismos y deja con hambre a la mayoría.

Isabel Celaá, ministra de Educación y Formación Profesional. Imagen tomada de «Cosas de una bailarina»
Por Jesús Salamanca Alonso / Miedo me da la ministra de Educación y Formación Profesional. Hace tiempo que es un peligro público y un evidente dolor de cabeza para la escuela. Cada vez que inicia algo, acaba contra las tablas y en la picota de la crítica. Si hace unos días se mofaba del diputado por Almería, Juan José Matarí, y utilizaba como vía de escarnio la educación especial, ahora sale al ruedo con la intención de tener listo en septiembre el decreto que, según ella, revolucionará los currículos escolares. Me gustaría saber qué entiende este personaje por revolución. En principio suena bien, pero no pierdan de vista la presumible politización y el siempre presente sectarismo cuando el socialismo está visible. Sigue leyendo
Debe estar conectado para enviar un comentario.