«No parece el doctor Cavadas, ciertamente, tan buen comunicador como cirujano: para esto se necesita sangre fría; para aquello, más templada».

El Dr. Cavadas, cirujano, y la impresentable y acabada presentadora Mercedes Milá.

Rafael Torres.
Por Rafael Torres / Probablemente el doctor Cavadas no es tan buen comunicador como cirujano, y no porque le falte razón en muchas de las cosas que dice, sino porque parece empeñarse en llevar razón en todas. Esa falta de contención en un espíritu tan volcánico como el suyo, y, por tanto, más necesitado de mesura y ralentí, transforma al genio de la cirugía reconstructiva que es capaz de reimplantar pies, manos y caras con una pericia inigualable, en una criatura atrabiliaria y montaraz según le arriman un micrófono o una cámara.
Necesitadas las personas, la inmensa mayoría de ellas, de un poco de esperanza en unos tiempos cuya oscuridad parece cegarla casi del todo, no resulta particularmente alentador que una eminencia de su categoría suelte en un programa televisivo de gran audiencia que las primeras vacunas contra el SARS-CoV-2 producirán un buen número de encefalitis. Porque una cosa es defender rigurosamente los tiempos que una vacuna necesita para resultar eficaz y segura, y otra, muy distinta, acojonar aún más si cabe a la gente dando por sentado que las vacunas que se comercialicen antes de dos años serán más peligrosas que el propio coronavirus. Sigue leyendo
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