La exhumación de Franco


«La exhumación de los restos del General Franco no es más que una maniobra distractiva (…) para mantener ocupada la atención de la gente y procurar que se olviden de los gravísimos acontecimientos que están ocurriendo en Cataluña«, dice don Francisco J. León de la Riva.

Fotocomposición robada del muro de F. Javier León de la Riva. Muy difundido estos días en Facebook.

DESDE MI BARRERA: Por Francisco Javier León de la Riva, ínclito exalcalde de Valladolid.

Vaya por delante y para evitar prejuicios, (es decir, juicios previos), que nací en noviembre de 1945 y que por tanto ni viví la guerra civil ni siquiera la postguerra inmediata y que a lo más que llegué fue a la “cartilla de racionamiento”. Que en mi familia nadie tuvo vinculación con el régimen franquista y que mi padre se retiró como teniente médico nada más terminar la contienda civil y se dedicó al ejercicio civil de la medicina.

Ni soy, ni he sido nunca franquista, por más que un concejal socialista lo insinuara en un pleno municipal, y como líder estudiantil universitario, (5 años delegado de curso y tres delegado de Facultad, entre 1962 y 1968), tuve que correr más de una vez delante de los grises (“que vienen, que vienen, que vienen”), y tenía una nutrida ficha en la brigada político-social.

Y he querido aclarar esto para poder afirmar a continuación que me parece un sin sentido la exhumación de los restos del General y su nueva inhumación, nada menos que por sentencia del Supremo, en el cementerio de Mingorrubio y no en la cripta familiar de la Almudena, como era la voluntad de su familia.

Y es que la exhumación de los restos del General Franco no es más que una maniobra distractiva creada por Pedro Sánchez para mantener ocupada la atención de la gente y procurar que se olviden de los gravísimos acontecimientos que están ocurriendo en Cataluña y de los nefastos datos hechos públicos ayer por la EPA, los peores desde 2012, aunque intenten maquillarlos.

Éramos muchos los españoles, incluidos los contendientes de ambos bandos en la guerra civil, que habíamos dada por cerrada la historia de aquella lucha fratricida con la Transición y la aprobación de la Constitución de 1978. Y así ocurrió, hasta que llegó a la Presidencia del Gobierno, y de qué manera, (recordemos los atentados de Atocha), el más nefasto Presidente que hemos padecido en este país en democracia, al que, por cierto está empeñado en superar Pedro Sánchez. Efectivamente, Zapatero se sacó de la manga una mal llamada Ley de la Memoria Histórica, que hizo tabla rasa de la Transición, y que reavivó el odio entre los descendientes de los contendientes de ambos bandos, más bien de uno de ellos, pretendiendo ganar una guerra civil que habían perdido 70 años antes. Nada tengo contra la ayuda para localizar enterramientos indignos, también de ambos bandos, pero presumir de la victoria sobre la momia de quién murió tranquilamente en la cama en 1975 es simplemente ridículo.

Pero Pedro Sánchez, en su afán por emular al nefasto vallisoletano, se empeñó en desenterrar a Franco, como si esto fuera un tema que preocupara a la ciudadanía, y modificando la Ley y sacándose un decreto-Ley que sólo puede utilizar el gobierno para casos urgentes, al final se ha salido con la suya… por el momento.

Desde luego el show mediático preparado, con más de una veintena de cámaras de televisión, deja en mantillas el NO-DO del régimen anterior. Y eso después de decir Marlaska que la exhumación se haría de forma discreta, y la inefable Carmen Calvo que se haría sin presencia de los medios (“no habrá medios y se hará de una forma discreta y respetuosa”l pero han acreditado a 500 periodistas), intentando distraer al personal del problema catalán y de los preocupantes datos hechos públicos por la EPA ayer, y tratamos de frenar la caída de votos para Pedro Sánchez que avanzan las encuestas y que han hecho a Ivan Redondo solicitar la colaboración imprescindible de Roja María Mateos TVE, que ha desplegado 22 cámaras. 5 unidades móviles y 50 personas, dedicando íntegramente la programación de toda la mañana del,jueves, que a buen seguro se repetirá una y otra vez hasta el 10 de noviembre.

Para ello se ha allanado la Basílica, se ha prohibido el acceso a la misma hasta a los monjes benedictinos que tienen encomendada su guardia y custodia y se les ha sustituido por guardias civiles armados, (los mismos a los que no se dejó desplegar en Cataluña, salvo para proteger al Presidente, y sólo se autoriza a acompañar al féretro a un miembro de la familia y nada menos que a la Ministra de Justicia, que si tuviera un mínimo de dignidad habría dimitido hace tiempo. ¿Os imagináis su conversación con el nieto del General en el viaje?

Y para terminar: la Basílica no es un Mausoleo creado por Franco para enterrarse allí, como algunos pretenden, sino que el lugar fue elegido por el Gobierno con posterioridad a su muerte. Y por cierto, si hablamos de Mausoleos de dictadores, conoce el Gobierno y sus palmeros donde reposan los restos de Lenin, Stalim y Mao? Yo sí, y he tenido la oportunidad de visitar sus tumbas, y por cierto, en un clima de absoluta tranquilidad. Pero en fin, a partir de hoy, nos volveremos a ocupar de la situación de España y los españoles, que al menos a mí, me preocupa bastante más que donde reposen los restos del General Franco.

Hasta la semana que viene. JAVIER LEON DE LA RIVA

 

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