Véase la desvergüenza de los antitaurinos, decididos a oponerse al mundo taurino y acobardados ante la muerte de miles de corderos en el ámbito musulmán.
Muchos aman a los animales porque creen que el cariño de éstos es desinteresado, pero se engañan. (Isabel de Rumania (1843-1916) Escritora rumana)
Nuestras discordias tienen su origen en las dos más copiosas fuentes de calamidad pública: la ignorancia y la debilidad. (Simón Bolívar (1783-1830) Militar y político de origen venezolano).
Por Jesús Salamanca / Algunos mal llamados «animalistas» (deberían llamarlos «animales«) deben de pensar que los toros son como los gatitos y que los toreros los matan de forma indefensa. La torpeza les impide ver que es la fuerza y la bravura del animal salvaje frente a la maestría y la inteligencia del ser humano. No es la primera vez que un antitaurino cae ante los pitones de un cornúpeta y en él se produce el proceso de la reconversión.
Más que preocuparse de molestar al mundo taurino deberían centrarse en algo más práctico como es oponerse a la matanza sangrienta de millones de corderos en todo el mundo. Los musulmanes asesinan brutalmente a esos millones de corderos y se ensañan con ellos. El resultado es vergonzoso y las imágenes aturden, pero los mal llamados «animalistas» no ven por sus sectarios ojos. Ello es prueba de que persiguen solo hacer daño. Cada vez más, en los aledaños de las plazas de toros se recibe a esos sectarios energúmenos al grito de «¡Cobardes, cobardes, catetos, catetos!». Tienen lo que buscan y, cada día más, la sociedad dejará de sentirse amedrentada haciendo frente a tanto sectario, hipócrita y desnortado. Cuando la sociedad ha sido capaz de crear este tipo de indigentes intelectuales es que algo falla, algo hemos hecho mal y hemos de corregirlo de inmediato. Eso sí, frente a la violencia que demuestran los antitaurinos, el mundo del toro demuestra su elegancia, dignidad y saber estar. Llevo repitiéndolo años y años, pero nadie ha sido capaz de demostrarme lo contrario. Hoy no hay ninguna duda de que «Los antitaurinos son más violentos que todos los matadores de Toros». Sigue leyendo
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