No me extrañaría que este graciosillo del Congreso de los Diputados acabe ‘sustrayendo matrimonio en segundas náuseas’. Por cierto, ya han empezado a llevar chaqueta y algunos también corbata.

Jesús Salamanca Alonso / No me sorprende que se hable de ellas como chupópteras, abrazafarolas, garrapatas, sablistas, vividoras, aprovechadas, inútiles, chinches, pulgonas e incluso parásitas, como antes dije. Todo esto sirve lo mismo para los hombres. Que haberlos, haylos, como las meigas gallegas; no es más que comprobar la bajeza dialéctica del tal Pablo Manuel Iglesias, coincidiendo con la respuesta que cree que le podía haber dado hoy Mariano Rajoy en cuestión de presupuestos, aludiendo a que no lee los informes de los abogados de la Cámara: «me la trae floja, me la suda, me la trae al fresco, me la pela o me la refanfinfla».
No es fácil caer más bajo o ubicarse en un rincón o en una formación más despreciable. A fuerza de escuchar mal, Pablo Manuel utiliza cada vez más “malapropismos”; eso hace que no sean reconocidos como simples errores y sí como torpezas por querer llegar donde no puede, por su estrafalaria formación política. No me extrañaría que este graciosillo del Congreso de los Diputados acabe ‘sustrayendo matrimonio en segundas náuseas’. Por cierto, ya han empezado a llevar chaqueta y algunos también corbata. ¿Se acuerdan de la época socialista y del paso de la pana al traje moderno y de grácil hechura? Pues eso.
La prueba de ello es que ellas quedan expuestas aquí, pero también podemos exponerlos a ellos (Rufián, Echenique, Iglesias, Junqueras, Maíllo, Zapata, Monedero, Errejón,…) Y además podríamos contar auténticas bufonadas de cada uno de ellas: desde la autora y difusora de las “miembras”, pasando por la “asaltacapillas” que gritaba aquello de “arderéis como en el 36”, siguiendo por la alcaldesa barcelonesa que, dicho sea de paso, es la más desprestigiada de Europa y acabando por ese extracto de machista y chula que ha resultado ser la “machirula” y barragana del líder podemita. Doy fe.
Esto es vergonzoso. El delegado de la Junta aduce que unos técnicos en educación decidieron transformar un 2 en un 5,6. ¿Pero este hombre es tonto o se lo hace? ¿Qué mejores técnicos educativos que los 9 miembros del departamento de Matemáticas del instituto Jorge Manrique, quienes habían confirmado por unanimidad el dos con el que calificó a la alumna la profesora Fátima Zamora en el examen de septiembre? Por otro lado, el director del centro, Jesús Coria, a quien todo el mundo teme pero no respeta, parece que ha faltado a la deontología profesional y se ha dedicado a zaherir y acosar a la profesora, en connivencia con ese adalid de la justicia llamado Julio Villarrubia, padre de la alumna. Villarrubia ha sobrepasado las lindes de la decencia y tendrá que dar explicaciones convincentes (algo del todo imposible), pedir disculpas públicas y abandonar definitivamente la política, so pena de ser el hazmerreír de la sociedad palentina.